Un paisaje de postal donde el agua corre, los árboles dan sombra y los pájaros nos regalan su canto.
“Locus amoenus”, así llamaban Teócrito y Virgilio, al paraje idílico que nos ofrece la naturaleza. Un paisaje de postal donde el agua corre, los árboles dan sombra y los pájaros nos regalan su canto. La autora, Consuelo López-Zuriaga encontró este lugar en la comarca de La Vera. En 2015, esta mujer dinámica y acostumbrada a lidiar con las injusticias del mundo dentro del campo de la ayuda humanitaria, decide dejar Madrid y su exitosa carrera profesional para vivir con su marido en una finca cerca de Villanueva de la Vera. Allí, en las laderas de la Sierra de Gredos, escribió su primera novela, titulada «Quizás en Otoño», finalista del Premio Nadal 2021. Un libro donde la ficción se entremezcla con las vivencias intimas de la autora.
Aunque la trama parece dramática, el libro es un canto a la vida. Eso sí, una vida diferente con prioridades distintas, donde la naturaleza, en este caso la de La Vera, tiene un efecto sanador.
No es de extrañar que la Vera adquiera tanto protagonismo en esta historia. Constituye el decorado del desenlace final, donde los personajes principales en busca de un “locus amoenus” encuentran la paz con ellos mismos. La Vera sirve de escenario para la reinvención, para el reencuentro con lo esencial de la vida y como salvación de la pareja a todos los niveles. No obstante. este viaje hacia la naturaleza no está idealizado. A Claudia, la protagonista principal, una brillante abogada dedicada a la defensa de los derechos humanos, que podríamos definir como una sofisticada urbanita, le cuesta adaptarse al mundo rural hasta que aprende a disfrutarlo con todos los sentidos.
Los vaivenes de Claudia, sus elecciones y sus emociones a veces contradictorias, marcan el ritmo de la novela. La autora, que reconoce identificarse con su personaje femenino, indaga a través de la experiencia vital de su heroína los procesos de transformación que marcan una vida. Con un estilo depurado, sencillo y un tono fresco, la novelista cuenta cómo su protagonista da un giro radical en su vida cuando su pareja Mauricio descubre que padece un cáncer terminal. Aunque la trama parece dramática, el libro es un canto a la vida. Eso sí, una vida diferente con prioridades distintas, donde la naturaleza, en este caso la de La Vera, tiene un efecto sanador.
Es a este paraíso verato, donde los protagonistas llegan después de una vida de enriquecedoras experiencias por el mundo. Tanto Mauricio, reportero acostumbrado a cubrir noticias desde zonas de conflicto en el extranjero, como Claudia, ejecutiva de ONG internacionales, son viajeros con una curiosidad refinada. En Madrid, se relacionan con un entorno burgués intelectual donde predomina el gusto por el arte y el buen comer. Con humor, afecto y una pizca de ironía, la autora describe estas amistades enraizadas en la burbuja acomodada madrileña. La brusca aparición de la enfermedad pone en su sitio estas referencias mundanas. Las amistades se fortalecen y los valores giran hacia otros conceptos más vitales. Y ahí volvemos a la Vera, donde la explosión de los colores del otoño, el olor a tierra húmeda y el canto de los pájaros forman una explosión sensorial, donde la vida fluye como el agua de las gargantas y donde la enfermedad y la muerte se integran en un ciclo natural sin dramatismo.
«Quizás en Otoño»
Consuelo López-Zuriaga
Editorial, Baile del Sol Ediciones
Colección narrativa