Podarcis guadarramae guadarrame, lagartija lusitana.

Autor Antonio Folch Marín

La lagartija lusitana es una de las especies más comunes en toda la comarca de la Vera y la que resulta más fácil de ver en entornos urbanizados. Pero que sea una especie común no significa que no sea interesante. Tienen muchas características curiosas, que si conocemos nos harán que las miremos de otra forma.

Existen tres tipos de coloración que nos indicaran cosas sobre ellas:

Dorso de color reticulado: pueden ser tanto un macho como una hembra, pero los machos cuando están en celo se pueden diferenciar fácilmente porque tienen la zona ventral de color rojizo intenso. Los machos además tienen la cabeza más ancha que las hembras.

Dorso de color rayado de forma longitud: esta coloración la tienen solo las hembras y es más frecuente en las hembras de la zona alta de Gredos que en la Vera, aunque también podemos ver algunas hembras ralladas en la zona.

Hembra rayada
Ejemplar joven con cola verdosa

Dorso reticulado o rayado, pero con la cola de color verde intenso o azulado, esta coloración es la de las crías de muy corta edad (semanas o pocos meses). Así que esta coloración va directamente relacionada con un tamaño muy pequeño.

Una vez identificados los sexos podemos ponernos a observarlas. Los machos son territoriales y no permiten tener cerca a otros machos, si detectan a alguno en su territorio les atacan hasta que se van. Podríamos pensar que lo único que ocurre es que cuando se ven sencillamente se atacan, pero las relaciones sociales en esta especie van mucho más lejos que eso. Los machos son capaces de identificar individualmente a otros machos, saber si son “vecinos” o machos errantes que han llegado a su zona por primera vez y recordar si se han encontrado en el pasado y en caso de confrontación quien ha ganado. Esto les permite evitar peleas que saben que van a perder.

En el momento de la reproducción las hembras tienen una capacidad muy curiosa, son capaces de detectar como está el sistema inmune de los machos por el olor, prefiriendo a los machos con mejor respuesta inmune.  A los machos también les influye directamente la presencia de hembras en celo, aumentando considerablemente su agresividad hacia otros machos.

La mayoría de especies de lagartijas tienen capacidad de realizar autotomía voluntaria, es decir perder la cola de forma voluntaria.

Ejemplar que acaba de perder la cola
Ejemplar comenzando a regenerar la cola
Hembra rayada con cola regenerada

En el caso de esta especie es muy fácil encontrar ejemplares que han perdido parte de la cola, normalmente pensamos que esto es debido a que la han soltado para huir de un depredador, pero esto no siempre es así. De hecho, en muchas ocasiones la sueltan para intentar huir de otro ejemplar de su especie. Y algunos machos provocan que sus competidores pierdan la cola, la razón es simple. Si un macho pierde la cola, necesitará gastar mucha energía para regenerarla y por tanto estará menos fuerte que el macho que la mantiene. Además, el macho dominante se puede comer la cola obteniendo gran cantidad de energía de esta. Casi todo el mundo sabe que cuando una lagartija pierde la cola le vuelve a crecer, pero esta cola nunca será como lo fue en un principio; las colas regeneradas son más cortas y la coloración es diferente de la original, pero es que además no tienen huesos (solo unos cartílagos que intentan hacer la función de los mismos). Por esto es fácil identificar una lagartija cunado tiene la cola regenerada.