De El Ganso a La Vera: Clemente Cebrián.

Autor Maia Hoetink

Clemente Cebrián Mosquera es vecino de Madrigal de la Vera desde 2015, el mismo año en el que L Capital, grupo inversor del grupo LVMH, compraba el 49% de su empresa El Ganso. La marca de moda había nacido ya en 2005, cuando Clemente y su hermano Álvaro decidieron emprender sin saber muy bien de qué iba la cosa. “Hicimos un business plan, lo presentamos a la Asociación de Jóvenes Empresarios y nos dieron un préstamo de 21.000€ a cinco años. Vendimos una moto y un coche que teníamos y juntamos 32.000€. Con eso fue con lo que empezamos a hacer El Ganso” cuenta Clemente con humor, pero sin ironía.

Los dos hermanos estaban acostumbrados a tener que buscarse la vida, visitando Londres en los veranos de sus años universitarios para aprender inglés mientras hacían todo tipo de trabajos. Allí descubrieron la moda londinense, tan distinta y variada. “Cuando en Madrid salíamos por las noches, veíamos que todo el mundo iba igual o con las mismas marcas, el mismo estilo, y eso es cuando nos dimos cuenta de que había una oportunidad” recuerda Clemente. El nombre de la marca surgió de la filosofía simultáneamente elegante y divertida de la empresa. “El ganso es un animal estiloso y elegante. La parte divertida viene de mi abuela Carmen, que nos decía de pequeños que éramos unos gansos por ser unos trastos”.

El éxito inicial de la empresa fue resultado de una combinación de suerte y trabajo duro: desde convencer a un distribuidor sueco que su colección de otoño/invierno era, en efecto, una colección pensada “para la primavera escandinava”, cuando la realidad es que presentaban la colección equivocada en la feria de Bread & Butter de Berlín (¡el distribuidor acabó por comprarles la colección completa!), hasta subirse al carro de las zapatillas en el momento justo que explotó la tendencia en Madrid y en todo el mundo, gracias a un encuentro afortunado en Budapest con un hombre, Jeremy Stanford, que vendía zapatillas del ejército checoslovaco de los años 50. La firma que se leía en todas las zapatillas de la marca, “Jeremy Stanford for El Ganso” le dio el empujón definitivo a la marca, sin que el señor Stanford hubiese diseñado una sola zapatilla en su vida.

Creo que muchas marcas pecan de “greenwashing” (vender una imagen sostenible sin cambiar los procesos dañinos de producción), pero nadie demuestra nada, así que queremos hacer un proyecto algo más creíble. La moda ha cambiado y ahora se ven nuevas fórmulas o caminos que son oportunidades

Ahora, los objetivos de la marca han cambiado. En 2018 recuperaron la propiedad de la empresa y desde entonces el proyecto se basa en tres pilares: sostenibilidad, innovación y trazabilidad. “Creo que muchas marcas pecan de “greenwashing” (vender una imagen sostenible sin cambiar los procesos dañinos de producción), pero nadie demuestra nada, así que queremos hacer un proyecto algo más creíble. La moda ha cambiado y ahora se ven nuevas fórmulas o caminos que son oportunidades”, afirma Clemente, cuya conciencia medioambiental se extiende hasta La Vera de Gredos. Él y su mujer Rocío conocieron la zona en un viaje de aniversario y cumplieron sus sueños de hacerse propietarios de una casa en medio del paraje extremeño, que visitan todo lo posible. “Me gustaría poder pasar más tiempo aquí, pero ahora no me lo puedo permitir. Para mí es un sueño, sería lo perfecto”, asegura Clemente de cara al futuro.

Gran aficionado al senderismo, Clemente conoce bien las rutas de la zona y organiza, junto a un guía de Candeleda, subidas al pico Almanzor. Disfruta también de la vida en los pueblos. “Rocío me dice siempre que voy apadrinando a la gente. Me encanta ponerme a hablar con todo el mundo, incluso con el cura del pueblo”, asegura divertido.

Sin embargo, hay un aspecto que le entristece: “cuando salgo a correr o a andar, voy recogiendo papeles y basura que me encuentro y es tremendo porque llego al primer basurero cargadísimo. Las pozas las dejan hechas un asco… Esas cosas son una verdadera lástima. Espero que la gente sea más consciente del paraíso que tenemos aquí y de cuidarlo y aprovecharlo más, en nivel de educación, respeto y apreciación por la naturaleza y la artesanía de la zona”, reflexiona Clemente.

«Me gustaría crear un hub de ideas sacando a la gente de Madrid o de las grandes ciudades. Y creo que La Vera es perfecto para crear encuentros de este estilo.«

Sin embargo, el empresario se muestra optimista. Su espíritu emprendedor no le permite quedarse de brazos cruzados. “Creo mucho en toda la parte de creatividad, emprendimiento y de hacer cosas nuevas. Me parece bueno y necesario, y con la casa que tenemos allí me gustaría hacer como en Francia o Italia: llevar a gente cada mes y medio o dos meses, juntar durante tres o cuatro días a gente que no sea toda de la moda, sino a un arquitecto, a un especialista de sistemas, un hostelero… Un centro de ideas de por dónde van a ir las cosas, por dónde van a ir el retail y los distintos sectores. Gente más a pie que de su perspectiva y sus ideas. Crear un hub de ideas sacando a la gente de Madrid o de las grandes ciudades. Y creo que La Vera es perfecto para crear encuentros de este estilo.” El proyecto se quedó en el aire por la pandemia, pero espera poder mostrar a personas tanto locales como de fuera que “tienen un potencial enorme, pero les falta el organizarse bien y valorar su potencial y aprender a sacarle provecho”.

Los lugares preferidos de Clemente Cebrián en La Vera:

La zona de El Raso: para andar, el camino del Castro Celta y las pozas más altas.

Carnicería 4 Caminos: es la leche, tienen de todo.
Calle Cuatro Caminos, 1a, 10480 Madrigal de la Vera, Cáceres

Vera Dulce Vera: panadería pequeñita con cosas sin gluten.
Calle los Castaños, 20, 10470 Villanueva de la Vera, Cáceres. 927 56 70 17

Maille Hotel Rural: restaurante con terraza que está fenomenal.
Calle Garganta de Alardos, 7, 10480 Madrigal de la Vera, Cáceres. 659 13 93 28

Restaurante WDV: tiene unas costillas que flipas.
Ctra. Oropesa, 1, 10480 Madrigal de la Vera, Cáceres. 629 14 37 70

Restaurante del Club de Golf de Candeleda: la paella de Fernando está de muerte.
Carretera del Pantano, S/N, 05480 Candeleda, Ávila. 920 38 07 59