Ruta botánica con Miriam Demelsa.

Autor Diane Cambon
Espino blanco
Cantueso
Mostaza silvestre

Cuaderno, bolígrafo y el móvil para las fotos, casi todos los participantes en la ruta llevan con ellos estos elementos básicos. Durante más de dos horas, un pequeño grupo de unos diez amantes de la naturaleza van a seguir a Miriam Demelsa por una ruta de plantas silvestres medicinales y comestibles. Esta vez, la excursión empieza en el puente Parral en Jarandilla de la Vera, pero cada mes Miriam cambia de recorrido adaptándose así a las plantas disponibles según la época del año.

Basta caminar unos metros para encontrarnos con una primera plantita de interés, que pasa desapercibida para cualquier transeúnte de la ciudad. Es la vinagrera o acedera. Es una planta comestible que puede acompañar nuestras ensaladas y contiene vitamina C. El sabor de su pequeña hoja es algo ácido, lo que complace a casi todos en el grupo. Compartir su saber, es uno de los placeres de Miriam. Hija y nieta de pastores y agricultores, dio sus primeros pasos entre los montes y llanuras de la comarca de la Vera. Tras unos años en el extranjero, volvió a su pueblo natal de Villanueva donde se especializó como fitoterapeuta. En su maletín, conserva todos los misterios de las plantas de la zona. «Desde muy pequeña aprendí qué plantas podía comer o cuales servían para curar. Ya entonces sabía qué recolectar y el momento preciso para ello», asegura Miriam.

Esta joven madre de tres hijos nos invita a disfrutar desde lo más pequeño, con plantas a ras del suelo, a lo más grande con los majestuosos árboles que crecen por la sierra. «La Vera tiene paisajes redondos, con curvas suaves que ofrecen una amplia paleta de colores tanto en primavera como en otoño. Aquí todos nuestros sentidos están en alerta, no solo la vista, también el olfato y el gusto. Disfrutamos de una gran variedad vegetal. No hay que olvidar que tenemos 2.149 metros de desnivel desde el pico más alto», comenta Miriam.

A lo largo de nuestro recorrido, nos encontramos por ejemplo con el cantueso o Lavanda salvaje con la cual podemos hacer Aceite de Cantueso y no muy lejos nos topamos con la ortiga blanca, típico de suelos más húmedos. Miriam considera a la ortiga blanca como la reina de la cocina. Sus hojas frescas, con alto nivel de calcio, pueden servir para realizar un pesto, o para hacer una crema. También se pueden secar las hojas y luego echarlas sobre las ensaladas.

Ortiga blanca
Mimosa

No solo habla de las virtudes medicinales o comestibles de las distintas hierbas y flores, sino también nos cuenta su leyenda y la personalidad de cada planta. Descubrimos por ejemplo que el espino blanco, cuya flor es pequeñita y de color blanco, se suele usar para infusiones, y fue el árbol sagrado de los celtas. «Aquí son arbustos, pero en Inglaterra son arboles tan grandes como nuestros robles», asegura Miriam. Otro árbol le llama la atención, es la mimosa. Aparece como el primer rayo de luz en el mes de febrero, cuando aun los arboles no tienen hojas: «Antes la Vera estaba llena de mimosa. También la llamamos la flor del carnaval. Es una planta cuya flor amarilla es comestible, yo la tomo en las ensaladas o se puede hacer jalea con ella, pero cuidado, avisa Miriam, es una planta muy seductora pero luego no te puedes separar de ella, es invasora».

En el recorrido, descubrimos más plantas como la Bolsa de pastor, el llantén con sus hojas alargadas que se pueden incorporar en una ensalada de naranjas, o la mostaza silvestre, cuyas florecitas amarillas decoran también las ensaladas. Al final de la ruta, nos quedamos con ganas de probar estas recetas silvestres, cuyos ingredientes nos ofrece la generosa tierra de la Vera.

Paseos botánicos con Miriam Demelsa

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