El Cinorrio es el proyecto de Lucas Rodríguez, nacido a raíz del programa Laboratorios Ciudadanos Distribuidos del prestigioso centro cultural Medialab Prado en Madrid, que busca recuperar el oficio del cabrero en la Sierra de Gredos a través del diálogo, la colaboración y el trabajo en comunidad. Este extremeño, autóctono de Villanueva de la Vera, es parte de una generación de jóvenes emprendedores que reivindican la cultura y el patrimonio rural de España. Tras estudiar en Canadá, Granada, Madrid, pasar un año en Bruselas y medio en Cáceres capital, Lucas ha vuelto a su pueblo de origen para poner en valor la vida en el campo y la comunidad rural.
«Hay un problema con hacer que el turismo sea sostenible y de calidad.«
Pregunta: La Vera es una zona bastante desconocida, aunque eso también puede tener sus ventajas.
Respuesta: Bueno, no sé yo si es tan desconocida. Hay un problema con hacer que el turismo sea sostenible y de calidad. Porque una cosa es conocer un sitio al que vas a pasar un fin de semana y ya, y otra cosa es crear ese vínculo del turista con la comunidad
P: ¿Se nota el abandono rural que viene sucediendo en toda España?
R: En el caso de Villanueva, no. Villanueva está creciendo. Hay emprendedores, están saliendo proyectos nuevos, hay bares… Que parece una tontería, pero sin bares no hay pueblo. He estado en una conferencia con Nacho Sánchez Amor, que es eurodiputado y es de Jaraíz de la Vera, y dijo “cuando a un pueblo se le muere el último bar, ese pueblo ha muerto”. Como comarca, yo creo que tiene mucho potencial. Lo que pasa es que, a nivel político, siempre ha estado vista la comarca de La Vera como la comarca “rica”, con lo cual reciben mucho menos recursos. Pero no tiene sentido porque, aunque tengamos recursos, para poder explotarlos necesitamos un apoyo de la Administración, ¿no?
P: ¿Se debe a esa falta de apoyo la pérdida de las cabras en la zona?
R: Se ha perdido por la existencia de medidas negativas respecto a las leyes sanitarias. La Administración Pública no hace nada para regularlo. Que en principio no es una cuestión política sino sanitaria, pero la Administración podría dar otra serie de apoyos que reviertan positivamente esas consecuencias. Por ejemplo, con la tuberculosis: si un porcentaje de tu rebaño lo tiene, tienes que matarlo entero. Si te pasa te dan algo, pero te han quitado la vida. Y esto impide que haya un relevo generacional. No permite que los cabreros que ya son mayores vean que a sus cabras las vayan a seguir cuidando gente más joven, porque los jóvenes estamos acojonados.
P: El oficio de cabrero está marcado por cierto estigma, ¿eso también influye?
R: Ha sido un oficio muy denostado durante mucho tiempo. Esa falta de empatía ha hecho que ahora, aunque ya no se les siga tratando así, pero siguen interiormente denostados. ¿A cuánta gente conoces de nuestra generación que le interese dedicarse a la ganadería? A nadie. ¿Se debe a que no es un oficio interesante? Yo considero que, desde el punto de vista del romanticismo instagrámico, significa vivir en la sierra cuidando de animales y ser autosuficiente. Eso lo vendes en Malasaña y llenas un autobús de gente que se quiere ir para allá.
“La responsabilidad la tenemos, por un lado, con la cultura. Porque somos ciudadanos y tenemos un compromiso con la conservación del patrimonio.»
Lucas ríe, preguntándose cuál es su papel y su responsabilidad en todo ello: “La responsabilidad la tenemos, por un lado, con la cultura. Porque somos ciudadanos y tenemos un compromiso con la conservación del patrimonio. Y, por otro lado, la responsabilidad medioambiental. De ahí surge el proyecto”, explica mientras sorbe de su cerveza. El equipo fundador del proyecto El Cinorrio trabajó en Medialab Prado en Madrid, un laboratorio ciudadano que funciona como lugar de encuentro para la producción de proyectos culturales abiertos, estructurados en grupos de trabajo, investigación colaborativa y comunidades de aprendizaje en torno a temas muy diversos. “Con ellos hemos mamado su metodología: la participación ciudadana, la cultura comunitaria, etc. Nos hemos dado cuenta de que es algo que funciona”, asegura con entusiasmo. Prueba de ello es el trabajo que inició el pasado año, en medio de la pandemia del Coronavirus, en su pueblo natal.
P: ¿Cómo se da la vuelta al prejuicio que conlleva todo lo relacionado a lo rural?
R: Nos planteamos cómo darle la vuelta a la situación y decidimos hacer un laboratorio ciudadano y ver qué pasa. Damos importancia a todas y cada una de las voces y a todas y cada una de las ideas. No hay un promotor ni un jefe, funciona de forma horizontal. Pero una horizontalidad de “aquí uno viene a currar”. Y en un pueblo, viendo a gente que aparentemente no se juntaría nunca para tomar una caña porque es una mezcla generacional total, en grupos de seis alrededor de una mesa hablando de lo mismo pero cada uno desde su percepción y su conocimiento, aportando para desarrollar esa idea, engancha. Al final lo que hemos hecho, sin querer, es crear una comunidad de gente continuamente en contacto para mejorar esta situación. Para sensibilizar sobre las problemáticas, para conocer lo que es realmente ser cabrero, o cabrera, porque ya nadie lo sabe. Por medio de la mediación, de la cultura comunitaria, la conversación y la escucha.
P: ¿Cómo ha sido la acogida del proyecto en el pueblo?
R: La acogida de El Cinorrio fue bestial. Al principio la gente estaba reticente, no sabían muy bien de qué iba a la cosa. Al final salieron cosas muy guays y a la presentación acudieron 160 personas. Y en plena pandemia, justo antes de navidades.
P: ¿Quiénes han sido tus referencias para el proyecto?
R: Mi referente es Medialab Prado Madrid. Le agradezco mi vida. Mi intención no es montar un MediaLab Prado aquí, pero creo que mucha gente debería de interesarse por perder el miedo por compartir y a la integración.
Uno de los proyectos en el que actualmente trabaja el equipo es El Cinorrino, el laboratorio ciudadano presentado en el instituto de Villanueva de la Vera a alumnos de 3º de la ESO. “Hicimos una reflexión en torno a gustos y preocupaciones. Preocupaciones en base al proyecto y a los cabreros, y nos quedamos flipando. Salieron cosas como la soledad de los cabreros en la sierra o la masificación turística de las pozas en verano que impiden que las cabras bajen por el monte”, expone Lucas, aún impresionado por el conocimiento de los jóvenes. Puesto en común con los gustos de los mismos, han surgido ideas como la relación de las rutas de los cabreros con la limpieza del campo y la práctica de deporte, o la creación de una playlist para escuchar mientras se hacen las rutas. “Más adelante, en verano, habrá una fase de comunicación y presentación al resto del instituto para enseñar sus proyectos y captar colaboradores para la producción”, explica.
«Veo a La Vera como una comarca creativa, joven, dinámica y verde. Y unida.»
De cara al futuro, Lucas ve con ilusión el crecimiento y desarrollo de la región. “La veo como la comarca que rija las dinámicas sociales y culturales porque tiene muchísimo potencial. Me gustaría verla una comarca joven, que sea atractiva para que gente como nosotros empiece allí cosas. No lo veo como el destino turístico, lo veo como el destino de actividad. Una comarca creativa, joven, dinámica y verde. Y unida. La veo así. No es que quiera, es que creo que la voy a ver así”, asegura entusiasmado. De ello depende la implicación de toda la comunidad, pero el camino realizado da motivos para pensar que esa visión se convertirá en realidad.
¿Se ha conseguido ya captar a nuevos cabreros? “No, pero hay un proyecto, Camila, para hacer una majada comunitaria que sí está rescatando gente para apoyarlo. Gente para tener cabras comunitarias, que ya serían cabreros, pero tendrían sus cinco cabras. Están intentando crear esa comunidad para comprar más y sacarle más beneficio, tanto económico como medioambiental. Cuando trabajas en común, todo repercute para bien. La idea es que pueda conciliarse el pastoreo con la vida familiar, con ventajas para realizar el resto de trabajos. Hay mil maneras de apoyar al sector ganadero: desde el arte, la comunicación… Se puede seguir dedicándose a lo propio, pero dando apoyo. Así es como se forma una comarca joven. Vamos a intentar a ver si sale. Yo creo que sí acabará habiendo más cabreros”, afirma con la ilusión y optimismo necesarios para hacer de sus objetivos una realidad.
El Cinorrio: http://elcinorrio.net/
Medialab Prado: https://www.medialab-prado.es/
El Cinorrino: http://elcinorrio.net/index.php/el-cinorrino/
Camila: http://elcinorrio.net/index.php/camila/
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