El Monasterio de Yuste es un lugar que respira calma, como envuelto en un tiempo que no pasa. Así lo concibió también Luis de Ávila, Marqués de Mirabel, cuando aún era el Monasterio de los Jerónimos allá por el siglo XVI, lo que le llevó a recomendarlo como lugar de retirada al emperador Carlos V. Situado cerca de la población de Cuacos de Yuste, contra la ladera sur de Gredos, el Monasterio se encuentra en una ubicación privilegiada en plena naturaleza de La Vera. Con razón lo vio Carlos V como el lugar idóneo para pasar sus últimos años de vida.
Construido por la orden de San Jerónimo a comienzos del siglo XV con la ayuda del arzobispo de Santiago, además de la de García Álvarez de Toledo, tercer señor de Oropesa, y la familia Zúñiga, el Monasterio adquirió nivel de mito cuando, a mediados del siglo XVI, Carlos V elegía esta modesta edificación como lugar de retirada y preparación espiritual para la muerte.
“El Monasterio de Yuste pasó a ser propiedad del Marqués de Mirabel. Una parte quedó como monasterio, pero la parte de la vivienda de Carlos V se queda en ruinas y eso lo hereda mi abuela, Hilda Fernández de Córdoba” – Xandra Falcó y Girod
Fue don Luis de Ávila y Zúñiga, Marqués de Mirabel, historiador y cronista de la corte de Carlos V, quién le habló de aquel paraje idílico. La confianza del emperador en su cronista era tal que aceptó la propuesta y mandó construir sus aposentos adosados al Monasterio, que se conservan hasta la fecha y donde pasó a vivir de forma contemplativa tras una vida de mandato como Emperador del Sacro Imperio y uno de los hombres más poderosos de la historia.
El Marqués de Mirabel, que vivía en el Palacio de Mirabel en Plasencia, estaba casado con Elvira de Zúñiga y Guzmán, descendiente de la familia que había contribuido a la construcción inicial del Monasterio e hija del Duque de Plasencia. En el palacio, el Marqués hacía gala de su admiración por el emperador con lienzos y frescos de las hazañas bélicas en las que le había acompañado, además de un busto de Carlos V, obra del escultor italiano Pompeo Leoni. La cercanía del Palacio de Mirabel al Monasterio de Yuste hacía posible las visitas frecuentes del Marques hasta que, el 21 de septiembre de 1558, Luis de Ávila presenciaba la muerte del emperador. Tal era su confianza.
“El Monasterio de Yuste pasó a ser propiedad del Marqués de Mirabel. Una parte quedó como monasterio, pero la parte de la vivienda de Carlos V se queda en ruinas y eso lo hereda mi abuela, Hilda Fernández de Córdoba”, nos relata Xandrá Falcó y Girod, actual Marquesa de Mirabel e hija del difunto Marqués de Griñón, del que tomó el puesto de presidenta del Círculo Fortuny.
“Mi abuela hereda el patrimonio del título: el Palacio de Mirabel, que reconstruye porque estaba dividido en varias casas, y el Monasterio de Yuste. El monasterio lo donó al Estado y fue Patrimonio quién se encargó de la reconstrucción”, explica Xandra. Sobre la historia y relación de Luis de Ávila y Carlos V queda poca documentación. “El archivo histórico de Mirabel, que era importantísimo, estaba en el Palacio de Mirabel. Durante la Guerra Civil se trajo a Madrid y se guardó en una casa que fue bombardeada, por lo que se perdió todo ese testimonio”, lamenta Falcó.
“Lo que no figura en ningún lado del Monasterio, curiosamente, es la donación de mis abuelos”, reflexiona la Marquesa de Mirabel y asegura que es algo que tiene pendiente de hablar con Patrimonio “porque en España tenemos un problema con el reconocimiento de las cosas”.
Su propia relación con La Vera de Gredos es estrecha. “Yo he pasado la infancia allí, en la finca de mi abuela, hasta los diez años. No íbamos a la playa ni nada”, recuerda con ternura. “El Palacio de Mirabel es una casa preciosa a la que tengo un cariño bestial, es donde me casé” cuenta emocionada, aunque admite que en la actualidad no lo visita tanto como le gustaría. A pesar de tratarse de una zona con tanta riqueza histórica y cultural, Xandra admite que La Vera de Gredos no disfruta del reconocimiento que merece: “Es una zona que hay que recuperar. Plasencia es una joya desde el punto de vista arquitectónico por su casco antiguo, la catedral… De alguna manera, no es tan conocida fuera y dentro de España como debiera”. Pero Xandra no es de quedarse de brazos cruzados cuando tiene un objetivo claro. “Me gustaría ocuparme más e intentar ponerlo en valor”, afirma contundente. Con suerte, su deseo será realizado y la zona recuperará el prestigio mítico del que una vez disfrutó.