Los secaderos, catedrales de La Vera.

Autor Diane Cambon
Secaderos con la Sierra de Gredos de fondo

Aparecen como naves varadas en medio del campo abierto, algunos están en desuso desde hace décadas, sin embargo el paisaje de La Vera no sería igual sin ellos. Los secaderos de tabaco y pimentón son parte del alma de esta región. La mirada se fija en estas altas y alargadas construcciones que surgen por los alrededores de la carretera principal, la Ex-203 que atraviesa la comarca de este a oeste. Se calcula que hay más de 4.000 secaderos distribuidos en 15.000 hectáreas de tierra cultivable.

«La luz pasa a través de los huecos de los ladrillos creando una atmosfera interior digna de un templo«

La gran mayoría están construidos con ladrillo rojo perforado para facilitar la circulación del aire necesario para el proceso de secado. «Los primeros secaderos aparecieron en la Vera alrededor de 1920, cuando comienza a desarrollarse el cultivo del tabaco por la zona», comenta David Palomo, socio junto a Teresa Sancho de la inmobiliaria Ven a Ver, en Villanueva. De su interés por los secaderos surgió un proyecto para protegerlos e incorporarlos al patrimonio arquitectónico de la Vera. Los comparan con entusiasmo a una iglesia románica o una catedral gótica levantada en mitad del campo. «La luz pasa a través de los huecos de los ladrillos creando una atmosfera interior digna de un templo», asegura Teresa Sancho.

Detalle constructivo estilo mozárabe

En la construcción de los secaderos de pimentón, antiguamente se empleaban los materiales propios de la zona: mortero natural, adobe, piedra y teja árabe. Se edificaban cerca de las gargantas, al igual que los molinos, para aprovechar la fuerza del agua y moler el pimentón una vez seco. Muchos de estos secaderos de pimentón antiguos han desaparecido por la poca solidez de sus materiales de construcción.

Las máquinas y la electricidad sustituyeron al agua como fuente de energía y los secaderos se fueron desplazando a la vega del rio Tietar. Por la zona del Robledo existen varios tipos de construcciones con altos tejados a dos aguas. Algunos tienen un porche de menor altura donde se secaban otros frutos tradicionales del lugar como los higos y las castañas. Todavia, en el suelo del interior del secadero de pimentón, se encienden hogueras para ahumar los pimientos, una técnica ancestral en el proceso de fabricación y que da ese sabor único al Pimentón de la Vera.

Hoy en día, los secaderos de tabaco son los más numerosos. La gran mayoría era de tabaco rubio. La planta se repelaba y se secaban las hojas una a una. Ahora todo este proceso se hace de manera industrial. Solo los secaderos de tabaco negro siguen en activo ya que la planta se seca entera colgada del techo y requiere un secadero de altura. Suelen ser de ladrillo ojeado para que circule el aire y facilitar así el secado. Las corrientes de aire desarrollan un papel fundamental, se busca crear una ventilación de norte a sur evitando el viento del oeste al que llaman “gallego” y trae humedad.

Con el tiempo estos edificios han ido evolucionando y ya no conservan el carácter de los secaderos antiguos de adobe o de ladrillo ojeado. Muchos recurren al bloque de cemento, más barato y rápido de construir.

Interior de secadero (Guille García Hoz)

«Es una lástima que no se reconozca el valor arquitectónico de los secaderos. Existen varias tipologías de secaderos que corresponden a la evolución de la historia. Se conservan algunos ejemplos de los años 50 que se levantaron según el estilo californiano», asegura David Palomo.

secaderos estilo californiano

Muchos de estos edificios ya son o van camino de convertirse en ruinas. Unas ruinas que nos recuerdan la época del desarrollo de la agricultura local. «Se podrían salvar los secaderos, si estos volviesen a cumplir una función agrícola, como por ejemplo con el fomento de la agricultura ecológica», confía David Palomo. Otros imaginan estos grandes espacios como magnificas viviendas marcadas por una fuerte tradición verata. «Son unos lofts estupendos con un gran espacio diáfano para alguien que quiere una casa autentica y original a la vez», asegura Teresa Sancho.