Natalia Martínez Adánez: de chica de ciudad a ditectora más joven del Parador de Jarandilla.

Autor Maia Hoetink

«La montaña es lo que me da fuerza»

La trayectoria de Natalia Martínez Adánez (León, 1980) en la empresa de Paradores de Turismo de España empezó ya en 1998 y diez años después, en parte gracias a la Ley de Paridad y en parte gracias a su dedicación y ética de trabajo, la joven se convirtió en la directora del Parador de Málaga sin haber cumplido aún los 30. “Cuando empecé, en el 98, habría pocas mujeres en puestos directivos en la empresa. Fue con la Ley de Paridad que pude entrar y se me empezó a notar”, recuerda.

En junio de 2012, la leonesa fue mandada a dirigir el Parador de Jarandilla, sin explicación aparente. “Cuando me dijeron que me iba a Jarandilla yo ni sabía dónde estaba eso. El sitio me impresionó, fue un cambio brusco y me costó un poco”, admite ahora sin perder su tono alegre. “La recepción fue buena, aunque es verdad que siempre tienes que demostrar más tu valía al ser mujer. He tenido jefes de departamentos hombres que, aún ahora, les cuesta aceptar que su jefa sea mujer”, lamenta. La rutina de Natalia dio un giro de 180 grados. “En Málaga el Parador formaba mucho más parte de la ciudad, lo tenían mucho más en cuenta. Cuando llegué aquí, la gente no veía su Parador como un referente sino como algo elitista. A mí eso me daba pena, así que empecé a hacer muchos eventos culturales para que pudiesen sentirse orgullosos de este sitio y viniesen más tranquilamente. Esa fue mi labor y mi objetivo aquí: que las personas se sientan orgullosas, acudan, que lo vean como algo que disfrutan porque forma parte de la historia”, explica ilusionada. “Ahora tenemos pocos meses de parar, hay una actividad continua. Se ha notado mucho la aportación y esfuerzo que han hecho los organismos a nivel provincial. Cada vez se reciben más turistas. Eso lo he vivido yo y me llena de orgullo, poder recoger esos frutos te da mucha satisfacción”, cuenta con alegría, la chispa de ilusión latente en su mirada.

Su vida personal también sufrió un cambio drástico con el nuevo entorno. La hasta entonces chica de ciudad no ha podido evitar caer rendida ante la majestuosidad del paisaje de La Vera. “Yo soy de León, y ahí la montaña y el paisaje también tienen mucho peso. Pero esta montaña, el Almanzor,² la adoro. Todo lo que se junta aquí me alucina. Lo veo a diario, pero la montaña es lo que me da fuerza. Llegué con 32 años, así que me he pasado la treintañera en un pueblo, con lo urbanita que yo era. Al final estás donde tienes que estar y te das cuenta de que da igual dónde estés, lo importante es cómo te gestionas y te sientes tú”, ríe con optimismo. Natalia ha dejado que su entorno le cale hasta lo más profundo, afectando también a su mundo y vida interior. “Aquí he crecido como persona y me he interesado por otros temas. En la zona hay mucha gente artista, peculiar y de distintas culturas. El cambio también me abrió muchos campos en lo personal”, reflexiona. “Mis amigos flipan porque a veces me llaman y me preguntan dónde estoy y les digo que estoy en clase de yoga, en clase de meditación, haciendo una ruta de plantas… A mis amigos les doy envidia porque ellos no tienen todas esas cosas. En Málaga no me daba tiempo de disfrutar así. Ahora procuro cuidar más de mí misma, llevar otras cosas que en la ciudad pasan desapercibidas por las prisas o la falta de tiempo. Aquí te lo trabajas más”, argumenta.

Cuando le preguntan si hay algo en la zona que eche de menos, lo tiene claro: “¡Gente de mi edad!» Pero sus sueños y ambiciones para el desarrollo de la zona van mucho más allá. “A mí me encantaría que fuese Reserva de la Biosfera, porque creo que sí que lo merece y creo que a nivel de infraestructuras cambiaría mucho. Los organismos y las instituciones se tienen que poner las pilas para que los proyectos salgan adelante. La memoria histórica de Carlos V nos pone en el mapa, pero cuando yo llegué, en Jarandilla había 3400 habitantes. Ahora hay 2900 creo, eso dice mucho. Hay que ayudar a que los proyectos salgan adelante, como lo de Los Confites (una granja ecológica con centro de visitantes que se inaugura en Septiembre 2021), y plantearse que eso enriquece la zona, que se da a ello por la diversidad que tiene. Van por el buen camino, pero se tiene que seguir invirtiendo tiempo y esfuerzo. Y que lo agilicen un poco”, señala con templanza. Conoce bien los proyectos que siente se deben impulsar con prioridad: “A nivel de comunicación, para recibir turistas lo fundamental es tener una buena comunicación. Aquí solo puedes acceder por coche porque por tren tienes que irte a Navalmoral. Igual que lo del AVE, con el tema de Renfe tienen que ponerse las pilas. Hay que invertir mucho en todo ello, igual que en la señalización, que ya se está haciendo y llevan años allí, pero que vayas por la A5 y que veas, como pasa en Francia, el típico cartelito de “Conjunto Histórico Monumental”, “Monasterio de Yuste”. Pero no, solo ves “Navalmoral de la Mata”. Tienen que espabilar con todo eso, porque ya están los proyectos, pero es hora de que salga todo eso a la luz”, afirma Natalia con contundencia. Será gracias a las personalidades ambiciosas e inquietas que abundan en la zona, como ella misma, que la zona alcance su máximo potencial.

Los lugares favoritos de Natalia Martínez Adánez en La Vera:

  • Ruta El Pontón en Losar de la Vera, un impresionante sendero que corre paralelo a la Garganta Vadillo desde Losar hasta el Puente de Cuartos.
  • Ruta de Jarandilla al Antiguo Puente Jaranda, más largo y más exigente pero que merece muchísimo la pena.